lunes, 22 de noviembre de 2010

¿Por qué el cuerpo Químico Farmacéutico se opone a esta medida? (Parte 3: Economia y Mercado Farmaceutico)



Ahora hay que cambiar radicalmente la temática referente a los medicamentos como un bien social y herramienta sanitaria, a una visión más contemporánea, y que es precisamente el tema que esta pasando actualmente con los medicamentos, y tratarlos como nuestro ministro de economía quiere tratar a estos productos de especialidad farmacéutica, como un bien de consumo.

En las secciones anteriores ha quedado más que claro respecto a las implicancias de los medicamentos en la salud pública, cual es el rol del químico farmacéutico, cual es el problema que afecta a la realidad de la farmacia chilena hoy en día. Así también hemos analizado el porqué algunas políticas favorecen este deterioro de la farmacia en materia de salud chilena. Sin embargo, aun no hemos llegado al tema central, el cual es la parte económica que envuelve a todos estos aspectos y ha gatillado pésimas y peores políticas en materias de salud, y que ahora se quiere ver agravada por la venta libre de medicamentos.

Los medicamentos, se insiste, no son un bien de consumo como el pan, la leche, los tomates, los cuales podemos utilizar de diferentes maneras dentro de la vida cotidiana, sin mayores complicaciones. Sin embargo, son un bien sanitario que si puede, y debe ser comercializado. Entonces, a pesar de no ser un producto de consumo, si se atiene a las normas del mercado para poder ser comercializado, y como todos los integrantes del mercado, se atiene a las leyes de oferta y demanda, así como a los conceptos micro y macroeconómicos.
Los análisis de una economía destinados a establecer una política económica, debe considerar los aspectos microeconómicos, los cuales involucran los aspectos propios de la economía de mercado de los productos a los cuales se desea afectar, en nuestro caso, los medicamentos. Así como los aspectos macroeconómicos que permitan hacer sustentable la nueva política a establecer en un determinado mercado, en este caso, uno de los aspectos macroeconómicos que se desea atacar con el proyecto de ley, es el precio y accesibilidad de los medicamentos. Como se puede ver, son temas simples, y que pueden ser analizados con gran simpleza.

Para aquellas personas que no tengan una visión muy profunda o documentada respecto a la economía que se debe tratar aquí, dentro del archivo que contiene el articulo completo de este blog se ha realizado una pequeña introducción con todos los conceptos básicos necesarios para poder entender bien la temática que involucra a este proyecto de ley, de modo que cualquiera que sea el lector que se remita a leer esa introducción, sea capaz no solo de entender que es lo que se está intentando hacer, sino, que además pueda tener una opinión propia respecto a los aspectos economicos que se encierran en esta temática, y cualquier otra. Siempre desde un punto de vista económico.

para descargar el artículo, pueden hacerlo en cualquiera de los siguientes enlaces: 


Al hablar del mercado farmacéutico chileno, claramente nos estamos refiriendo al mercado de los fármacos en chile. Varias veces se ha insistido en que los medicamentos son un bien social, y no un bien de consumo, dado que tienen una aplicación específica dentro de la sociedad, y a diferencia de la mayoría de los bienes de consumo, existen fuertes normativas legales para regular la comercialización de los medicamentos, y es precisamente por lo peligrosos que pueden llegar a ser.

Sin embargo, como se mencionó anteriormente, es importante reconocer que a pesar de que los medicamentos no son un bien de consumo, son productos que son y deben ser comercializados por diferentes factores, pero asimismo es importante que dentro de su comercialización, mantengan una rigurosa fiscalización y regulación, dado el peligro que puede representar el mal uso de estos.

Al ser un bien comercializable, como todo artículo comercializable, debe atenerse a las leyes de mercado. De esta manera, la comercialización de los medicamentos se encuentra sujeta a las normativas comerciales de un país como cualquier otro producto. y en varios aspectos esto es malo, dado que por una parte, al ser visto como un producto comercializable, pierde su calidad como bien social y sanitario, y comienza a ser visto como un producto de consumo, con todas las implicancias negativas que esto involucra.

El proyecto de ley de venta libre de medicamentos, precisamente busca generar una regulación de los precios de los medicamentos, cambiándole la calidad de bien sanitario a bienes de consumo, y de esta manera, introducirlo al mercado regulándolo con las leyes de la oferta y demanda. Sin embargo, esta decisión no bien conmensurada, puede generar mayores complicaciones en un mediano o largo plazo, de los beneficios que estos pudieran conllevar.

Básicamente, la apuesta del proyecto de ley, es controlar los precios de los medicamentos a través de las leyes de la oferta y demanda, generando una mayor competencia. Esto como se analizo en el artículo de introducción económica, genera un desplazamiento de la curva de la oferta hacia arriba. Como la curva de demanda de los medicamentos permanece prácticamente invariable, el punto de equilibrio de la oferta y demanda, se desplaza hacia la izquierda, claramente reduciendo en un corto plazo los precios de los medicamentos. Sin embargo, existen varios problemas de por medio, que deben ser considerados antes de realizar una política económica en relación a los medicamentos: 

Primero, los medicamentos son un bien muy insensible, asimismo la elasticidad de los medicamentos en el mercado es muy negativa, por lo que son productos muy inelásticos. Sin importar el precio de los medicamentos, la demanda de estos va a variar muy poco.

Segundo, los medicamentos son productos perecibles. Por lo tanto, el mantenerlos en bodega para su comercialización puede significar la caducidad de una cantidad importante de medicamentos, y sin la adecuada supervisión y control de calidad de los medicamentos, estos podrían expenderse a público en estado caduco, así como ocurre diariamente con una cantidad importantes de productos que se encuentran en los estantes de los supermercados, almacenes y bazares.

Tercero, las farmacias en chile son vendedores secundarios y terciarios, esto quiere decir que los laboratorios no venden necesariamente los medicamentos directamente a las farmacias. Esto implica un problema que al parecer no ha sido analizado por el ministro Fontaine, en donde, en una primera etapa, va a existir una demanda muy grande de medicamentos por parte de los supermercados a los distribuidores de medicamentos, estos a su vez, van a aumentar su demanda de medicamentos a los laboratorios, aun considerando que los supermercados adquieran de manera directa los medicamentos a los laboratorios, claramente va a haber un aumento en la oferta de medicamentos, sin embargo, la demanda de los medicamentos va a variar de manera muy mínima. Esto va a traer como consecuencia, que muchos de los medicamentos tengan una permanencia muy grande tanto en anaqueles como en bodegas, por lo que el costo de mantención de los medicamentos va a repercutir en su precio en un corto y mediano plazo (de 2 a cuatro años) esto, desplaza la curva de oferta hacia abajo nuevamente, y si a esto le agregamos los costes que la reposición de productos caducados significa, la curva de demanda se va a ver desplazada más allá de la curva original, por lo que los precios van a tender a subir nuevamente, y esta vez, van a tener un costo superior al que tenían antes de aplicar la medida. Y esto se ve reforzado con una demanda inelástica, que después del primer paso de la primera distribución de medicamentos que se realice una vez aprobado el proyecto de ley, la producción de medicamentos por parte de los laboratorios va a retomar su nivel cotidiano de producción, dado que las ventas de los medicamentos no ha aumentado de manera consistente como para mantener un ritmo acelerado de producción.

Cuarto, si bien un tema clave dentro del marco teórico de la regulación de los precios de los medicamentos es la competencia, claramente, se ha demostrado que el estado no ha cumplido bien su rol como un regulador de mercado en esta área. Las colusiones anteriores por parte de las farmacias han demostrado que la falta de regulación y participación del estado en este mercado, le da paso libre a los intereses personales de inescrupulosos que juegan con las necesidades de las personas. Si se da acceso a nuevos actores a la venta de los medicamentos, como los supermercados, almacenes y bazares, entre otros, las cadenas de farmacias, que en estos momentos se acaparan del 92% del mercado de farmacias privadas, van a tener que tomar medidas para poder compensar las pérdidas producidas por la disminución de la demanda de sus productos, lo cual se produce por el aumento de actores involucrados y el consecuente aumento de oferta de medicamentos. Una de las medidas que perfectamente podrían adoptar, es la de realizar un alza en los precios de los medicamentos que no se encuentren afectos a la nueva normativa de comercialización de medicamentos. Si bien el ministro Fontaine ha declarado que eso no debiera ocurrir, y si ocurriese eso sería un sinónimo de colusión entre las farmacias, la falta de regulación en el pasado permitió que las farmacias se coludieran, claramente en un futuro no muy lejano y a posterior de la aprobación del proyecto de ley, perfectamente las grandes cadenas de farmacias podrían realizar un alza en los precios gradualmente para que pase desapercibido, y en un tiempo determinado, el alza en los productos no afectos a la nueva normativa podrían perfectamente compensar las pérdidas que la nueva ley les produjera.

Todo el argumento planteado se encuentra basado en el mismo planteamiento teórico utilizado por el ministro fontaine, en donde la generación de competencia introduciendo nuevos actores al mercado de medicamentos de venta directa, y modificar la condición de venta de estos medicamentos a venta libre, induciría una baja de los precios de los medicamentos. Lo cual de acuerdo con lo expuesto y argumentado aquí mismo, no estaría tan incorrecto. Sin embargo, el error más grande que tendría una política de este tipo, seria la no consideración de las implicancias que la aplicación de un proyecto de este tipo pudiera tener en un corto, mediano y largo plazo.

Al igual que en los gobiernos anteriores, el error común es apostar a políticas de corto y muy corto plazo. En este caso, los más perjudicados serian todos los chilenos.


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